1. Farmacia de guardia me enseñó a ser tolerante...
Hasta una prostituta podía cambiar de vida y convertirse en dependienta. A los mayores se les trataba con respeto, se les escuchaba, se intentaba mejorar su calidad de vida. En Farmacia de guardia, una familia de padres separados se sentaban juntos en Navidad para que los pequeños de la casa no se sintieran tristes.2. El terror de los terroristas
En tan solo 24 horas entendí que el ser humano podía morir. Sí. Comprendí que el ser humano, por mucho que lo evite, siempre tiene un final. Y en ocasiones, la muerte depende de la decisión de otros. Con el asesinato de Miguel Ángel Blanco aprendí que el mal existe.
3. Alguien tenía que explicarme qué era eso del Euro
Y a esa persona que me ayudaría con las cuentas la encontré en la tele.
4. No sé si equivocadamente, pero con Operación Triunfo aprendí...
Aprendí algo así como que el éxito no estaba reservado para algunos que habían nacido en buena cuna. El éxito era sinónimo de formación y esfuerzo. Más o menos, a lo largo de los años, este concepto se ha ido diluyendo en mi mente. Pero lo cierto es que los millones de españoles que vieron esto interiorizaron algo parecido a lo que yo pensaba: un objetivo es posible de lograr si se es constante.
5. Con la tele aprendí que las "nuevas tecnologías" no son hegemónicas y todopoderosas
Resulta que un día, todo el planeta estaba pendiente de una chimenea. Y de que el humo que saliera de ella fuera blanco. Eso significaría un hito histórico para millones de católicos. Y cambio importante en la manera de ser de la Iglesia.
6. No importan las diferencias... El fútbol las olvida...
Si eres rico, no importa si eres pobre. ¿Eres moreno o rubio? Da igual. Tampoco es imprescindible que conozcamos la comunidad en la que vives, ni si estás casado o soltero, ni si has sufrido mucho o poco en tu vida... Todo eso pasa un segundo plano: hubo un momento en España en el que a nadie le importaba más asuntos que estas imágenes. Y con ellas aprendí que las ideas humanas no han podido todavía derribar a las emociones.
Y así, podría poner decenas de momentos televisivos más que han formado parte de mi vida. Y que me han ayudado a mí a ser parte de lo que soy. ¡Gracias, tele!