La niña de Wipp Express

Hoy toca jugar con WIPP EXPRESS, el quitamanchas que se anuncia estos días en la televisión española con este spot:

¿Han notado algo raro? ¿Les ha llamado algo la atención?

A mí sí. Una vez más, utilizan la imagen de un menor como técnica de atracción de potenciales consumidores. La niña, al final, es la protagonista de este spot dedicado a la limpieza de ropa. 

Podríamos entrar en el apasionante mundo de la publicidad sexista, pero esta vez mejor no. Lo que me extraña del anuncio es lo caradura que puede llegar a ser una empresa: apuesta por un menor para anunciar su producto pero, ¡ojo!: el producto en cuestión tiene que estar fuera del alcance de los niños. Así lo indican, además, al final del spot, justo después de que la niña nos invite a comprar el nuevo WIPP EXPRESS con una incómoda melodía. 

Un poco contradictorio. 

Así será la nueva Televisión Canaria

Habrá cambios en la programación para hacerla "de más servicio público"

"Que RTVC deje de ser noticia para, de una vez por todas, dar noticias"
Una televisión que "supere el aldeanismo y la obsesión por la audiencia"
Una televisión que "se vea pero más nuestra, más canaria"

“Tiene que volver a haber debate, se tienen que escuchar las voces de quienes gobiernen, por supuesto, y de la oposición, pero también de los que tienen cosas que contar”.

Con "más apoyo a la cultura". Una televisión "que emitirá la lucha canaria"

Son todas ellas frases dichas por el nuevo presidente de RTVC, cuyo nombramiento ya ha sido publicado en el Boletín oficial de Canarias. Se trata de Santiago Negrín que ha hablado de intenciones en una entrevista a Cadena Ser Canarias, donde trabaja actualmente, recogida por Europa Press y publicada por Diario de Avisos. 

Fíjense: después de estar meses estudiando sus informativos y los de otras televisiones públicas autonómicas en España creo que sí, ¡es posible!

¿Y si fueran perros?

De nuevo, les propongo un reto. ¿Han oído, leído o visto algo sobre lo que el ministro de Asuntos Exteriores español considera el mayor desastre humanitario en Europa desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial?

Me refiero, como el señor Margallo, a las más de mil víctimas mortales y las diez mil personas africanas que han intentado cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa estas últimas semanas. ¿Excusa? "Si me quedo allí, me mata la Yihad; si me lanzo al mar, quizá muera también, pero tal vez llegue a Europa y encuentre un futuro mejor para mí y para los míos", afirmaba uno de los supervivientes (disculpen no recordar exactamente dónde lo oí, lo ví o lo leí)

Total: vamos al reto. Turno ahora para pensar en otra cosa. Imagine que un barco cargado con 700 perros se hunde frente a las costas de un país mediterráneo. ¿Los ve intentando llegar a nado a las rocas para intentar salvarse? ¿Siente su aliento cansado? ¿Nota su hambre, su frío? ¿Oye sus quejidos?

Las lágrimas inundarían los ojos de millones de personas alrededor del mundo. Se crearía una protesta ciudadana inaudita. Miles de ciudadanos saldrían a la calle, recogerían firmas y dinero para garantizar un futuro a esos animales. Nos cabrearíamos. Diríamos eso de: ¿cómo el Gobierno no hace nada? El vídeo llegaría a los móviles de media España. Sería el tema de conversación entre amigos:

--"¿Has visto lo de los perros?", preguntaríamos a cualquier conocido o familiar.

--"Muy fuerte", nos responderían. 

Ahora viene el punto fuerte de esta entrada en mi blog. ¿Creen ustedes que al ver a cientos de personas moribundas intentando llegar a las costas europeas hemos sentido lo mismo? ¿Sentiríamos el mismo escalofrío?

Temo que nos estemos deshumanizando. Vida y muerte pasan por delante de nuestros ojos, abren informativos, suponen conexiones en directo, reporteros audaces; testimonios entre sollozos...

Pero, ¿es un espectáculo? Recuerden: son seres humanos.

Quédate treinta segundos solo mirándote al espejo y...

Vas a jugar. Acércate al espejo más cercano, posiblemente el del baño. Quédate quieto mirándote de manera fija. Sin nadie a tu alrededor, en silencio... Y así, durante treinta segundos. 

¿Ya? Pues bien: llega la pregunta del millón. ¿Te comprometerías con esa persona que ves? ¿Confiarías en ella? 

Así, más o menos, menos o más, ha empezado el Viajando con Chester de Pepa Bueno este domingo. Todo para introducir a tres personajes públicos: a Willy Toledo, actor y voz crítica, a Ana Belén, cantante y actriz; y a Víctor Manuel, cantante. ¿Qué condición les une a todos ellos? Son personas comprometidas, según la presentadora del formato  que emite Cuatro los domingos poco después de las 8 y media de la noche. 

Lo de cambiar al publicista Risto Mejide por la periodista Pepa Bueno para el programa de La Fábrica de la tele es todo un acierto. Lo es porque permite una conversación más natural, menos brusca. Y con ella, se nos invita a reflexionar. La mía al respecto es la siguiente: 

En estos tiempos que corren, a todos se nos llena la boca para criticar la falta de compromiso, los actos repugnantes y la actitud egoísta y escasa de valores de aquellos que nos representan o que lideran instituciones públicas. Sin embargo, ¿y nosotros? Ahora entran en política nuevos rostros, ciudadanos, dicen, que optan, según afirman, a cambiarlo todo o, al menos, casi todo. Ellos, ¿se han mirado ya al espejo durante treinta segundo? ¿Y tú? ¿Lo has hecho? ¿Eres una persona comprometida? 

Mírate al espejo... Y luego, piensa un rato, unos minutos, sobre cómo es tu vida, qué y dónde consumes, qué lees, oyes o ves; dónde estás y haciendo qué en cada momento... 

Vale. Ya está bien: el ser humano es incoherente por naturaleza. Y todos tenemos derecho a serlo. 

El piloto y el copiloto de un avión comen comidas distintas. ¿Por qué?

Por si no lo han notado, me encanta la tele. Verla y pensar sobre lo que ella me aporta, que no ha sido ni es poco. La tele, mi gran amiga, no deja de sorprenderme, de activar mi mente cuando algo no me convence, de hacerme reír, de obligarme a reflexionar y a cambiar patrones mentales que tenía asumidos como inamovibles. 

Con la tele, por ejemplo, aprendí qué significaba un euro (su valor en pesetas me lo enseñó la hoy Reina de España, Letizia Ortiz). Y con la tele he conocido una norma interna de las compañías aéreas que me ha sorprendido: ¿sabían que el piloto y el copiloto de un avión comercial no comen los mismo a bordo? Un caso concreto: trayecto Madrid-Roma con Iberia. Las azafatas llevan dos bandejas con menú a la cabina. En la del piloto, pollo; en la del copiloto, salmón. 

¿Por qué? 

Tal como han explicado los propios trabajadores aeronáuticos en el programa Comando Actualidad, de Televisión Española, no injieren los mismos alimentos por seguridad: en caso de que un producto esté en mal estado y ocasione problemas de salud al piloto que lo pongan en situación de indisposición, por ejemplo, siempre estará el copiloto para tomar el mando. Duda: ¿y si ambos menús estuvieran en mal estado? ¡Sálvese quien pueda!

Por cierto, a raíz de mi pequeña investigación sobre este asunto, he descubierto numerosos foros y webs especializadas en las que se confirma la curiosidad. Y me he topado con algo que quisiera compartir con todos ustedes: 

http://www.airlinemeals.net/

Es una página en la que, desde el año 2001, se han dedicado a colgar solamente fotografías de comidas ofrecidas por las aerolíneas alrededor del mundo. Puedes ver en ella cerca de 35 mil imágenes. 

Pisar en tierra y no en alfombras

Prefiero una televisión pública que pisa en tierra y no alfombras. No me negarán que el titular es bueno, ¿eh? 

Egocentrismos aparte, tengo la firme convicción de que la calidad en televisión depende de la diversidad de contenidos que podamos encontrar en ella. Venga vale: se acepta programa de variedades, musical coplero con pasarelas de diseñadores de tercera y humoristas que profundizan en los estereotipos de una España antigua. Pero, ¿es necesario exagerarlo tanto? 

Lo de Alfombra Roja Palace, programa del políglota José Luis Moreno, no tiene nombre. Televisión Española se ha decantado por contrarrestrar los potentes (y sensacionalistas) debates políticos de Un tiempo nuevo (Telecinco) y La Sexta Noche (La Sexta) con presentadoras exuberantes y artistas de segundo nivel que actúan en playback para animar la noche de los sábados. Está claro que esa, precisamente, es la última opción para una televisión pública. Mientras las televisiones privadas ganan en la batalla de los audímetros con entrevistas a personajes políticos de actualidad y debates sobre economía -¿quién nos lo iba a decir?- la tele pública vuelve a la época de Noche de Fiesta o las Mamachichos. Algo, por cierto, que los telespectadores tampoco ven con buenos ojos: el programa de Moreno no llega al millón de seguidores un sábado por la noche y cae por debajo del 6% de share. 

Sin embargo, TVE ha apostado para sus tardes por un formato sencillo pero lleno de servicio público, conocimiento, ciencia, curiosidades, ocio alternativo, naturaleza, agricultura, respeto al medio. Me refiero a Aquí la tierra, un programa más que recomendable en el que un entretenido Jabob Petrus nos guía por el mundo para ofrecernos imágenes de gran calidad y datos relevantes sobre todo aquello que nos rodea. Programas así sí son de esperar de una televisión pública. Los datos de audiencia no han avalado con fuerza este proyecto, aunque ha obtenido resultados in crecendo a lo largo de esta temporada. De hecho, durante los últimos meses ha superado sin problemas el millón de espectadores (entre el 7 y el 8% de share) algo relevante si se tiene en cuenta que compite con concursos de escaso valor educativo como Boom o Pasapalabra. 

Por último, propuesta para directivos de TVE: hecho en falta un programa nocturno potente relacionado con la actualidad política y social de España. ¿Se imaginan una entrevista semanal a un político de renombre realizada por los grandes del periodismo español como Luis del Olmo, Iñaki Gabilondo, Carlos Herrera, José María García, entre otros? 

¿Por qué son hombres los que anuncian el Danacol?

Hombre irresponsable, que prima el gozo personal sobre su salud y que hace caso omiso a los consejos de su mujer. Solamente atiende a las palabras de otro individuo de su mismo sexo, en muchas ocasiones famoso. Así es el perfil de hombre que transmiten los spots publicitarios de Danacol, producto con el que Danone ayuda, según asegura la empresa, a reducir los índices de colesterol. Especialmente, se muestra imágenes masculinas para la promoción de la bebida láctea. Pero, ¿acaso es el colesterol es cosa de hombres?

Los datos del Ministerio de Sanidad dan un "no" por respuesta. Según las estadísticas de esta institución, son más las mujeres españolas.que sufren colesterol alto que los hombres. Así es el porcentaje: un 11,5% de las féminas de nuestro país padecen esta enfermedad frente al 10,3% del sexo contrario.

Pese a ello, los anuncios televisivos de Danacol están orientados al sector masculino. Son hombres los que, según esto spots, necesitan la bebida de Danone para mejorar su salud. En un principio, son sus esposas las que les recomiendan la compra del producto, mujeres altamente preocupadas por el estado de sus maridos. Luego, dado que los hombres españoles para hacer poco caso a las palabras de sus familiares, se recurre a personajes famosos: Manolo Escobar, Miguel Indurain, Vicente del Bosque o Carlos Sobera. La lista es cien por cien masculina (No ocurre lo mismo en otros países: en Italia, por ejemplo, Danacol es anunciado por Raffaella Carrà)

¿Por qué Danacol solamente se preocupa del colesterol de los hombres españoles o no del de las mujeres?

Lo hemos preguntado en Twitter a Danone. Esperamos respuesta.