Y no lo digo yo: lo dice un auto del juez de la Audiencia Nacional, Santiago Pedraz, publicado el 15 de julio de 2009.
Según este texto, pitar al himno de España está amparado por la libertad de expresión. No puede considerarse como un delito por injurias al rey, ni apología al odio nacional ni ultrajes a España. No es un acto merecedor de reproche penal.
Así respondía la justicia española a una querella interpuesta por la Fundación para la Defensa de la Nación española (DENAES) tras la pitada que se produjo al inicio de la final de la Copa del Rey en 2009.
A partir de ahora, quedan tres caminos por recorrer:
1. Endurecer la ley, haciendo que la normativa española recoja este tipo de pitadas como infracciones o delitos.
2. Asumir que un buen número de españoles no se sienten identificados con los símbolos del Estado al que pertenecen, abriendo un debate sobre qué es aquello que realmente sí nos une a todos y cómo podría representarse un modelo estatal que acomodara al mayor número de españoles posible.
3. Pasar un kilo de este tipo de actos, relegarlos a un segundo plano de la actualidad, restarles importancia hasta que la moda muera por sí sola. O simplemente abrir el debate cada vez que una final de la Copa del Rey se produzca.
No hay comentarios:
Publicar un comentario