Dice Iker Jiménez, de Cuarto Milenio (Cuatro) que el Teide hay que visitarlo no con los ojos del turista habitual: quien accede al Parque Nacional de las Cañadas del Teide debe hacerlo con una mirada abierta a lo trascendente, a lo misterioso, a lo enigmático. Tiene, según el presentador, que respetar el aspecto simbólico que durante siglos ha supuesto este lugar para los tinerfeños. Todo esto lo ha dicho en un programa dedicado al Gigante del Teide, un misterioso ser que se le aparece a los turistas en la zona.
¿Turismo del misterio?
Ahora que vivimos en el mundo de la especialización (se puede llegar a ser especialista en intentar especializar aún más a los especialistas que se han especializado en encontrar especialidades para especializarse), puede que Tenerife se abra a eso que podemos denominar Turismo del misterio. Y de eso saben mucho en Güímar, por ejemplo, con la forma en la que han encauzado el Parque de las Pirámides. Y algo parecido se está intentando con las pirámides de Icod de los Vinos.
Lo cierto es que, con o sin razón aparente, espectáculo televisivo o periodismo de investigación, depende de cómo se mire, el último programa de Cuarto Milenio dedicado a un gigante que aparece y desaparece en el Teide puede conseguir que el turista que vista el parque lo haga, como bien dice Iker, con otra mirada, con mayor delicadeza, con más curiosidad.
Ovnis, figuras gigantes o sacrificios aparte, sáquese usted la foto con el roque del billete de mil pesetas y el Teide al fondo. Pero no olvide que para mucho el estrato volcán que preside Tenerife significa mucho para muchos tinerfeños.
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