¿Y si fueran perros?

De nuevo, les propongo un reto. ¿Han oído, leído o visto algo sobre lo que el ministro de Asuntos Exteriores español considera el mayor desastre humanitario en Europa desde los tiempos de la Segunda Guerra Mundial?

Me refiero, como el señor Margallo, a las más de mil víctimas mortales y las diez mil personas africanas que han intentado cruzar el Mediterráneo para llegar a Europa estas últimas semanas. ¿Excusa? "Si me quedo allí, me mata la Yihad; si me lanzo al mar, quizá muera también, pero tal vez llegue a Europa y encuentre un futuro mejor para mí y para los míos", afirmaba uno de los supervivientes (disculpen no recordar exactamente dónde lo oí, lo ví o lo leí)

Total: vamos al reto. Turno ahora para pensar en otra cosa. Imagine que un barco cargado con 700 perros se hunde frente a las costas de un país mediterráneo. ¿Los ve intentando llegar a nado a las rocas para intentar salvarse? ¿Siente su aliento cansado? ¿Nota su hambre, su frío? ¿Oye sus quejidos?

Las lágrimas inundarían los ojos de millones de personas alrededor del mundo. Se crearía una protesta ciudadana inaudita. Miles de ciudadanos saldrían a la calle, recogerían firmas y dinero para garantizar un futuro a esos animales. Nos cabrearíamos. Diríamos eso de: ¿cómo el Gobierno no hace nada? El vídeo llegaría a los móviles de media España. Sería el tema de conversación entre amigos:

--"¿Has visto lo de los perros?", preguntaríamos a cualquier conocido o familiar.

--"Muy fuerte", nos responderían. 

Ahora viene el punto fuerte de esta entrada en mi blog. ¿Creen ustedes que al ver a cientos de personas moribundas intentando llegar a las costas europeas hemos sentido lo mismo? ¿Sentiríamos el mismo escalofrío?

Temo que nos estemos deshumanizando. Vida y muerte pasan por delante de nuestros ojos, abren informativos, suponen conexiones en directo, reporteros audaces; testimonios entre sollozos...

Pero, ¿es un espectáculo? Recuerden: son seres humanos.